Estudio Bíblico: (1 Pedro 2: 9) "Virtudes Espirituales...Virtudes de Dios- Su Gloria" (Parte I)
ESTUDIO BÍBLICO: (1 Pedro 2: 9) "VIRTUDES ESPIRITUALES" (Parte I)
"LA GLORIA DE DIOS"
17- Marzo- 2014
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;” (1 Pedro 2: 9).
Comúnmente, quienes somos Cristianos, y aunque practicantes de la Biblia -digamos serlo-, tenemos la tendencia a confundir los términos: “VIRTUD Y VALOR”, o, simplemente, no asignamos a cada uno de estos, su correspondiente significado. Sobre este nuevo Estudio, que nos da El Señor, entonces, estará dedicado a examinar el significado y aplicación espiritual de “LA VIRTUD”.
Amados, iniciemos por decir que, “La Virtud”, involucra (implica) muy a menudo (con mucha frecuencia) “El Valor”; y que ambos vocablos, tienen insondable (profunda) manifestación en “La Moral”; lo cual conlleva, a que aflore (surja, brote, salga, emerja, mane, asome, aparezca), se manifieste, se muestre en nosotros, la confusión en cuanto a las dos palabras -como ya se ha mencionado-. Pero, no olvidemos, que de esa conjunción (unión, enlace, nexo, vínculo) entre “VIRTUD Y VALOR”, iso facto (en el acto, inmediatamente), nos refiere (nos representa) el hablar de “LA MORAL”. Es conveniente para nuestro entendimiento y comprensión, de La Palabra del Señor, el que expresemos el significado de cada uno de estos términos (palabras), por cuanto esto, nos ayudará, a profundizar (penetrar, ahondar, excavar, progresar) en ese Mensaje Divino (Buenas Nuevas de Paz y de Salvación de Dios, para nosotros), no sólo con el fin de conocer e interpretar El Evangelio del Reino; sino también, con el ánimo de “SER HACEDORES DE: LA DOCTRINA, DE LA ENSEÑANZA, DE LOS MANDAMIENTOS, DE LA LEY ESPIRITUAL, QUE NUESTRO DIOS TODOPODEROSO, NOS ENSEÑA”; y que así cumplamos, desde luego, con esa “Obra y Orden de Dios” -como ya lo conocemos en anteriores Estudios-. De ahí, que en lo que se refiere a las palabras “Moral” y “Valor”, solamente expresaremos su significado; no obstante, citaremos algunos ejemplos bíblicos, en cuanto al “Valor”. Mas, el fundamento de este Estudio, se centrará –como ya se indicara- en analizar el significado del vocablo “Virtud”, en cuanto a su aplicación a “LAS VIRTUDES CRISTIANAS “; y que sea Dios, dirigiéndonos (gobernándonos) en la aplicación de estas Virtudes, a la Vida Espiritual, a la cual nos ha llamado –llamamiento “a servirle”-, y para la que nos ha apartado –apartamiento “consagración a ÉL”-.
LA MORAL.
Este vocablo (palabra), denota (se refiere, muestra, indica, señala, expresa), un conjunto de conocimientos (intuiciones, percepciones, discernimientos) y concepciones (ideas, pensamientos, nociones, conceptos), de las que se valen los distintos grupos humanos (seres) e individuos (el hombre), para identificar lo que está bien y lo que está mal...lo que se debe hacer y lo que se debe evitar -lo que no se debe hacer-. Acomodando lo espiritual a lo espiritual, se podrá decir que, La Moral, es tratada (percibida), dentro del DON DEL DISCERNIMIENTO (Conocimiento del Bien y del Mal).
EL VALOR.
Es una expresión (palabra), que de facto (de hecho, inmediatamente, en el momento, ya) al escucharla o pronunciarla, es indicativa de otra palabra: “Precio”.
Empero (sin embargo, no obstante, mas), hablando de cuanto debemos platicar (conversar, dialogar, razonar, charlas, departir), es decir, de lo espiritual; entonces, diremos que: “EL VALOR Y PRECIO” -palabras que indicamos-, deben ser interpretadas para nuestra Vida Espiritual, y no en lo natural (lo que el hombre denomina material). Hermanos, así las cosas, manifestamos que hay que valorar (viene de la palabra “Valor”), e igualmente, preciar (viene de la palabra “Precio”); y da a entender que debemos estar en la actitud espiritual, de valorar y preciar, lo que de Dios, viene: “12 Mas ¿dónde se hallará la sabiduría? ¿Dónde está el lugar de la inteligencia? 13 No conoce su valor el hombre, Ni se halla en la tierra de los vivientes. 14 El abismo dice: No está en mí; Y el mar dijo: Ni conmigo. 15 No se dará por oro, Ni su precio será a peso de plata. 16 No puede ser apreciada con oro de Ofir, Ni con ónice precioso, ni con zafiro. 17 El oro no se le igualará, ni el diamante, Ni se cambiará por alhajas de oro fino. 18 No se hará mención de coral ni de perlas; La sabiduría es mejor que las piedras preciosas. 19 No se igualará con ella topacio de Etiopía; No se podrá apreciar con oro fino. 20 ¿De dónde, pues, vendrá la sabiduría? ¿Y dónde está el lugar de la inteligencia? 21 Porque encubierta está a los ojos de todo viviente, Y a toda ave del cielo es oculta. 22 El Abadón y la muerte dijeron: Su fama hemos oído con nuestros oídos. 23 Dios entiende el camino de ella, Y conoce su lugar. 24 Porque él mira hasta los fines de la tierra, Y ve cuanto hay bajo los cielos. 25 Al dar peso al viento, Y poner las aguas por medida; 26 Cuando él dio ley a la lluvia, Y camino al relámpago de los truenos, 27 Entonces la veía él, y la manifestaba; La preparó y la descubrió también. 28 Y dijo al hombre: He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, Y el apartarse del mal, la inteligencia.” (Job 28: 12- 28). Son estas las expresiones de las que se habla en este Estudio: “¡ VALORAR y PRECIAR !”, cuando hay referencia al Valor y al Precio.
Como ejemplo, vemos, como El Señor, al hablarnos sobre “LA SABIDURÍA Y LA INTELIGENCIA”, que vienen de lo Alto -es decir, de ÉL-, nos enseña que, no deben ser sometidas (equivalentes, igualadas) a las expresiones de Valor o Precio, que se emplean para hablarse en cuanto a cosas naturales -las que el hombre denomina materiales-; sino que, “lo que de Dios viene, debe ser Valorado y Preciado, desde lo espiritual”; así lo debemos entender, cuando ÉL, emplea las expresiones “VALOR Y PRECIO”, como son mencionadas, dentro de los Versos 13, 15 y 19, del Capítulo 28, del Libro de Job.
Otro ejemplo, lo enseña El Señor, en el Libro 1 Corintios: “Pero si yo ignoro el valor de las palabras, seré como extranjero para el que habla, y el que habla será como extranjero para mí.” (1 Corintios 14: 11). Entenderemos entonces, que, en tanto se menciona “...el valor de las palabras...”; esto nos hace referencia a que, ese valor, en verdad representa “el valorar esas palabras”; por cuanto, no se está diciendo que, esas palabras, tengan algún valor natural (material), sino que, lo que si se da a entender es que: “esas palabras, deben ser valoradas en el saber que transmiten...es decir, en el Conocimiento Divino, que expresan”. Al observar, en Versos que anteceden (anteriores), al Verso 11 -de que tratamos ahora-, podemos notar que: del asunto o tema que se viene hablando, es del hablar en lenguas (Don de Lenguas); siendo este hablar, un Don Espiritual, pues, para entender y comprender (Interpretar), lo que allí se habla, requiere conocimiento, y por tanto, viniendo ese conocimiento de La Sabiduría e Inteligencia Divina, hay que valorarlo -de valor-.
Recordemos que, también hay que preciar (de precio), el conocimiento que viene de Dios, porque como dice Su Santa Palabra: “...Ni su precio será a peso de plata.”. He ahí que, se nos enseña dentro de este Verso 15, del Libro de Job, Capítulo 28; que, a ese precio que hace referencia, la cita bíblica, no es un precio natural (material), sino, un precio Sobrenatural (Divino), es decir, un precio espiritual -de apreciar-: “19 No se igualará con ella topacio de Etiopía; No se podrá apreciar con oro fino.” (Job 28: 19).
En un tercer ejemplo, en el Libro de Colosenses: “Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne.” (Colosenses 2: 23); al expresarse la palabra: “...valor...”; también se refiere a “Valorar” -pero, en este caso con esta palabra, no señala las cosas de Dios, en manera alguna-. Si indica, que hay cosas, que no hay que valorar (no apreciarlas); tales cosas son: “el querer conmover con obediencia, sumisión, acatamiento respeto, fidelidad, dependencia, y hasta con reverencia y culto (adoración, homenaje, sacrificio, idolatría, fanatismos), a los espíritus (los ángeles), que le sirven a Dios, y a nosotros los hombres (véase Colosenses 2: 18). Pues tales cosas, que aunque fama y renombre tienen, en cuanto a sabiduría humana; no tienen porque valorarse ni apreciarse, en manera alguna, como si con estas, se pudiera obrar: “...pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne.” (Colosenses 2: 23), contra los deleites y deseos de la carne: “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría;” (Colosenses 3: 5), pues de esta manera, se estaría colocando todo conocimiento en las cosas de la tierra -carnales, terrenales-: “...no en las de la tierra. “ (Colosenses 3: 2); por las cuales la ira de Dios, viene sobre los hijos de desobediencia- (véase Colosenses 3: 6); y, a la verdad, la mira debe estar en las cosas de arriba (del cielo, en las espirituales): “Poned la mira en las cosas de arriba...“ (Colosenses 3: 2). Así las cosas, es éste, un ejemplo más, sobre la palabra “VALORAR –de valor-”,
Es prudente, acotar (señalar) que, “carne: Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne.” (Colosenses 2: 23), hace significado de toda actuación del hombre –no solamente: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría, entre otros-, con la cual éste cree poder salvarse definitivamente, a sí mismo sin Dios: “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.” (San Juan 3: 6); “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;” (1 Pedro 3: 18); (Véase Romanos 8: 5 ss.; 14: 15; Colosenses 2: 8- 20; Gálatas 4: 3; 5: 17, 24; 2 Crónicas 11: 2). Hermanos míos, los componentes de este mundo –la carne-; son inversos (opuestos), es decir, claramente distinguen (difieren) actitud contraria a Dios; es por ello, que no deben ser ni valorados ni apreciados, por nosotros.
Una vez, hecha esta corta exposición, sobre las palabras “MORAL, VALOR y PRECIO”, entonces abarquemos el tema primordial de este Estudio:
LA VIRTUD.
Este término denota una excelencia moral motora de acciones rectas y dignas (Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado. Editorial CLIE. Samuel Vila Ventura- Santiago Escuain. Página 1213).
La palabra “Virtud”, como ya se ha visto; involucra, con cierta frecuencia, las expresiones “Valor y Moral, además, de Precio”. En su esencia, se refiere a la excelencia –cualquiera que sea esta-de un Ser o cosa; igualmente, denota su vigor, y su habilidad; mas, a veces, manifiesta su dinamismo, el poder, fuerza, o influencia, que hay (en ese Ser o cosa).
“VIRTUDES DE DIOS”
(1 Pedro 2: 9)
Le fue agradable Al Señor, escoger un Pueblo, para que anunciara sus Virtudes: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;” (1 Pedro 2: 9). Estas Virtudes Divinas, tratan sobre:
SU GLORIA.
En cuanto a una definición filológica (gramatical, lingüística, etimológica), este término “Gloria”, significa o se refiere, al peso (como significado de algo importante); es decir, señala el valor (valorar) de algo; ejemplo: como cuando se dice:¡ el comentario que hizo éste, pesa !...¡ lo que dijo aquel, tiene peso !. En tanto que, La Gloria de Dios, es el resplandor que proviene de Su persona, la luz deslumbradora (brillante, refulgente, resplandeciente, luminosa, cegadora, relumbrante) de todas sus grandezas (perfecciones, de todas sus excelencias, dignidades, honores, esplendores).
q LA GLORIA DE DIOS.
Es la presencia de Dios, en la plenitud de Sus Atributos (Dios, es: Eterno, Omnisciente (Omnisapiente), Omnipresente, Todopoderoso (Omnipotente), Espíritu, Misericordioso, Justo, Santo, Amor); en algún lugar: “Allí me reuniré con los hijos de Israel; y el lugar será santificado con mi gloria.” (Éxodo 29: 43); o sitio determinado: “Y hablando Aarón a toda la congregación de los hijos de Israel, miraron hacia el desierto, y he aquí la gloria de Jehová apareció en la nube.” (Éxodo 16: 10); o, por todas partes: “Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.” (Isaías 6: 3); (véase El Apocalipsis 4: 8 ). Pero también, Su Gloria, es decir, Su Santa Presencia, está delante (frente), en derredor (contorno, cercanía, proximidad), en alrededor (junto); de un ser: “Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente.” (Éxodo 33: 19); (véase Éxodo 34: 8 ). Esta Presencia de Dios, en la plenitud de Sus Atributos, es semejante a fuego abrasador (candente, devorador): “Y la apariencia de la gloria de Jehová era como un fuego abrasador en la cumbre del monte, a los ojos de los hijos de Israel.” (Éxodo 24: 17); mas, ningún hombre podía ver esa Gloria del Señor, porque, de verla, moriría: “Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá.” (Éxodo 33: 20). La Gloria del Omnipotente, es revelada en la creación (ver Salmos 19: 1, 2); en especial, la Presencia Divina, es notoria en el hombre, hecho a imagen, y conforme a semejanza del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo (véase Génesis 1: 26). Así las cosas, el Varón, es la Gloria del Todopoderoso:“Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios;...” (1 Corintios 11: 7). La Presencia Gloriosa del Padre, es palpable, también, en medio de juicios (ver Números 16: 42, 46); visible en medio de las naciones (véase Salmos 97: 6); y de relevancia (preeminencia, excelencia, notabilidad), en la redención (salvación, rescate, libertad, liberación) ofrecida a la totalidad de los hombres: “Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado.” (Isaías 40: 5). Hermanos míos, así como con Moisés, estuvo La Gloria del Señor, delante de él; con muchos Otros, La Presencia de nuestro Misericordioso Dios, fue manifiesta: al pueblo de Israel (ver Éxodo 40: 34, 36- 38 ); al rey Salomón, a los ancianos y sacerdotes, y a toda la congregación (véase 1 Reyes 8: 1- 11) ; al Profeta Isaías (ver Isaías 6: 1- 5); al Profeta Ezequiel (véase Ezequiel 1: 28); a los pastores en Belén (ver San Lucas 2: 9); a Esteban (ver Hechos 7: 55). De igual manera, esa Santa Presencia, de Dios, se manifiesta junto a nosotros, en nuestro contorno, frente a nosotros. Siendo La Gloriosa Presencia del Señor (en la plenitud de Sus Atributos), anunciada –en la antigüedad-, por boca de ese Varón de Dios (Profeta Isaías); es decir, preanunciada para nosotros; pues ahora, esa Gloria Inaccesible del Señor del Cielo y de la Tierra, se ha acercado a este mundo; y esa Santa Presencia de nuestro Dios (en la plenitud de Sus Atributos), es Cristo –Su Hijo Amado (El Unigénito), porque de ÉL, vino, y por ÉL, fue enviado (como ya le conocemos, que es La Obra Maravillosa de nuestro Dios), ¡ Cristo, Hermanos, en quien debemos creer, a quien debemos seguir, a quien debemos oír, atender , escuchar, y obedecer ¡. En nuestro Señor Jesucristo, contemplamos y amamos esa Presencia de Dios, en la plenitud de Sus Atributos (Eterno, Omnisciente (Omnisapiente), Omnipresente, Todopoderoso (Omnipotente), Espíritu, Misericordioso, Justo, Santo, Amor), sin ser acabados (muertos) -evoquemos (recordemos) Amados, que en los tiempos antiguos, el ver La Gloria del Señor, producía la muerte (ver Éxodo 33: 20)-. Ahora, sabemos que hemos visto La Gloria del Dios Eterno, sin que fenezcamos (muramos, espiremos, agonicemos, sucumbamos). En nuestro Señor Jesucristo “¡La Gloria es manifestada;...Por ÉL, La Presencia del Padre, es revelada!”. “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” (San Juan 1: 14); “5 Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese. 24 Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.” (San Juan 17: 5, 24). Remembremos (recordemos, rememoremos, evoquemos, retengamos), que “Verbo”, hace alusión (mención, indicación, recuerdo, reticencia, sugerencia, indicación), a nuestro Señor Jesucristo (véase San Juan 1: 1; 1 Juan 5: 7). Jesucristo hombre (véase 1 Timoteo 2: 5); ha mostrado ese resplandor, que nace del Dios Justo, acercándose a nosotros, con toda su Gloria. Santa Presencia de Dios, manifestada por: sus milagros “Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.” (San Juan 2: 11), (ver San Juan 11: 4); por su santidad perfecta (véase San Juan 17: 4); en su transfiguración (ver San Mateo 17: 2- 6; San Marcos 9: 2- 7; 2 Pedro 1: 17); en su resurrección (véase Romanos 6: 4); en su ascensión (ver San Lucas 24: 26; San Juan 17: 5; Hebreos 2: 9).
En el Ayer (tiempo pasado), nuestro Señor, manifestó en cuanto a Su Santa Presencia (a Su Gloria): “11 Y pondré mi morada en medio de vosotros, y mi alma no os abominará; 12 y andaré entre vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo.” (Levítico 26: 11, 12). Es decir, vislumbramos (entrevemos, percibimos, apreciamos, comprendemos, entendemos, conjeturamos, distinguimos) que, se manifiesta La Gloria (Presencia del Señor), tanto en forma física, como espiritualmente:
q MANIFESTACIÓN DE LA SANTA PRESENCIA DE DIOS, EN LOS TIEMPOS PASADOS (ANTIGUOS).
Esa Plenitud de Atributos de nuestro Dios, SE MOSTRÓ CORPÓREAMENTE (FÍSICAMENTE), EN LA ANTIGÜEDAD: “Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor.” (San Lucas 2: 9). Como ejemplo, vemos como, en la ciudad de Belén (ciudad de David) -que estaba ubicada en Judea-, a unos pastores, que cuidaban de su rebaño; se les presentó un Mensajero (Ángel) del Omnipotente; con misiva (comunicación, aviso) de Nuevas de Gran Gozo, para todo el pueblo (ver San Lucas 2: 8, 10); y he aquí que La Gloria del Señor, los rodeo de resplandor: “...y la gloria del Señor los rodeó de resplandor...”. Fue esta, una manifestación Gloriosa, la cual dejó ver su representación física. (véase, además, Éxodo 16: 10; 24: 16; 40: 34; Levítico 9: 23; entre otros).
q MAS, AHORA, ESA PRESENCIA DE DIOS, SU GLORIA, SE MANIFIESTA, ADEMÁS: EN UNA “MORADA INTERIOR”.
El Dios Eterno, Omnisapiente (Omnisciente), Omnipresente, Omnipotente (Todopoderoso), que es Espíritu, Misericordioso, Justo, Santo, y en cuya revelación resplandece el Amor; SE HACE PRESENTE: MORALMENTE (íntegramente), ÍNTIMAMENTE – profundamente, entrañablemente, interiormente, intrínsecamente- (ESPIRITUALMENTE), HOY EN DÍA: “La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.” (San Juan 17: 22). Bajo este talante (forma, manera. modo), afirmamos que esa Gloria, que menciona nuestro Señor Jesucristo, es La Gloria del Padre; que el mismo Jesús, dio a sus discípulos. Así también, el Señor, nos hace un “LLAMAMIENTO ESPIRITUAL”: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” (El Apocalipsis 3: 20).
Justamente, en este Verso, nos señala Su Presencia: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo...”; una representación (presencia) espiritual: pudiendo nosotros afirmar que, esta representación o presencia, se relaciona con lo que es del Espíritu Santo, en contraste (oposición, diferencia, discrepancia, disconformidad, discordancia, divergencia, incongruencia), con lo que es del hombre natural (hombre terrenal, carnal). Nuestro Señor Jesucristo, hace uso de la palabra “...puerta...”; la emplea metafóricamente (simbólicamente, figuradamente) del medio de entrada (de ingresar por esa puerta) a bendición; es decir, Amados, cada uno de nosotros, representa a esa puerta, delante de la cual, ¡YA! está el Señor: “He aquí, yo estoy a la puerta...”. Haciendo, además, ese llamamiento espiritual: “...y llamo...”, en espera de que cada uno de nosotros (puertas), le oiga: “...si alguno oye mi voz...”; y abriéndose esa puerta (que hemos dicho, es cada uno, de nosotros): “...y abre la puerta...”; así, podrá entrar Dios, a nuestro corazón, a ese Tabernáculo que es todo nuestro Ser (representado con la palabra corazón, que también representa dentro del lenguaje simbólico de Dios: Alma, Espíritu, Mente, Vida, Pensamiento); y de esta manera, en todo momento de nuestra vida, ÉL, nos alimentará “con aquel alimento que no perece; con ese alimento que es Su Palabra, Su Doctrina, Su Enseñanza, Sus Mandamientos, Su Ley...EL EVANGELIO DEL REINO; comida aquella, que es el hacer la Voluntad del Padre”. He aquí, el ¿CÓMO Y POR QUÉ, Y PARA QUÉ? , entra ese Espíritu Divino, en nosotros, en nuestro Ser, a nuestro Corazón, a nuestra Alma, a nuestra Mente, a nuestras Entrañas: “...entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.”. ¡ Hermanos míos, es esta “LA CENA CON EL SEÑOR...LA CENA ESPIRITUAL QUE ÉL NOS OFRECE...LA CENA CON ALIMENTO QUE NO PERECE...LA CENA DEL SEÑOR, QUE ES: “EL HACER LA VOLUNTAD DEL PADRE!”: “32 El les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis. 34 Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.” (San Juan 4: 32, 34). Y ASÍ, DEBEMOS IMITAR A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, HACIENDO LA VOLUNTAD DE DIOS; ES ESA NUESTRA COMIDA (EL EVANGELIO) TAMBIÉN; Y NO LA VOLUNTAD DE LOS HOMBRES.
Mismo modo, y en entendimiento espiritual, Cristo, habla de Su cuerpo como templo: “Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.” (San Juan 2: 19). El Señor, ya no se manifiesta como en la antigüedad, QUE LO HACÍA DE UNA FORMA FÍSICA (y lo debemos entender, en el sentido de que, HOY EN DÍA, hay quienes esperan que las Obras de Dios, sean naturales –recordemos, las que el hombre también, conoce como: materiales o físicas; y así lo anuncian, “TORCIENDO LA DOCTRINA DEL SEÑOR DEL CIELO Y DE LA TIERRA”-; en manera alguna, porque la verdad, es que: “LAS OBRAS DEL SEÑOR, SON ESPIRITUALES; ES DECIR, SON SOMETIDAS AL DISCERNIMIENTO...MAS COMO SE HA DICHO, ESTAS OBRAS NO REPRESENTAN NATURALIDAD (MATERIALIDAD, MATERIALISMO) ALGUNA”.
Entonces, Los Cristianos, ahora ostentamos “el Título Espiritual”, de ser “El Templo de Dios”; pues en el Cristiano, “mora el Espíritu de Dios”. Así el cuerpo de cada Creyente, en el Señor Jesús,: “ES UN TEMPLO DEL ESPÍRITU SANTO”: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” (1 Corintios 6: 19). Ahora, el Espíritu de Verdad, mora en nosotros: “17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros 21 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. 22 Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? 23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.” (San Juan 14: 17, 21- 23). Entonces, debemos conocer Los Mandamientos, que nuestro Dios, enseña; además, ser hacedores de esa Palabra de Verdad; retener en nosotros el Evangelio del Reino (Doctrina). Así nuestro Señor, se manifestará a nosotros, en su Santa Gloria (Presencia): en nuestra Mente, en nuestra Alma, en nuestras Entrañas, en todo nuestro Ser; es decir, en nuestro “CORAZÓN”; y EL PADRE (EL CREADOR), Y EL HIJO (EL REDENTOR), Y EL ESPÍRITU SANTO (EL CONSOLADOR)”, vendrán y morarán en nosotros.
Y si el Señor, mora en nosotros; entonces, agrademos a Dios, sabiéndonos conducir en todas las cosas, apartándonos de toda maldad, y buscando la santificación en el Señor; procurando tener tranquilidad, ocupándonos en nuestros negocios (es decir, de nosotros mismos; en nuestros trabajos), teniendo (asumiendo) un buen testimonio, para con el resto de la humanidad (los de afuera, el mundo); y así, no teniendo necesidad de nada (véase 1 Tesalonicenses 4: 1- 12).
Y ES QUE, AMADOS: “¡ YA BASTA DE MILITAR (actuar, contribuir, participar, concurrir) Y DE ENREDARSE (confundirse, mezclarse, liarse, complicarse) EN LOS NEGOCIOS DE LA VIDA: “Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado.” (2 Timoteo 2: 4)...LOS CUALES, SÓLO CONLLEVAN A LA PERDICIÓN DE TODO SER (quienes están predestinados a ser creyentes en el Señor; es decir, a quienes Dios, manifestará el Llamamiento y Apartamiento Espiritual, que ha sido dispuesto por ÉL, para cada uno, desde antes de la Creación del mundo)...PERDICIÓN DEL CRISTIANO (que ostentado el Título Espiritual de “Templo del Espíritu Santo”, no lo cuida; sino, que se ocupa, es de agradar a los hombres y no a Dios; mostrándose ante los hombres, y no sirviendo al Señor...; y servir al Señor, Hermanos míos, es servir pero en lo Espiritual, y no en lo natural (mal llamado materialismo, u obras materiales) ...PERDICIÓN, AÚN, DE QUIENES SON ESCOGIDOS POR NUESTRO DIOS (Siervos y Siervas de Dios; Ungidos; Creyentes –que estando convencidos, y abstenidos a su propia sabiduría, y confiando en ellos mismos, argumentando, ser lectores, oidores, retenedores y hacedores de la Doctrina, Enseñanza, Mandamientos, Ley, Evangelio, de la Palabra que da Vida Eterna; y además, creyendo estar firmes en la Fe-; quienes descuidando “Los Negocios de Dios”, ES DECIR, LOS ESPIRITUALES; se ocupan es de “otros negocios...de negocios de los hombres...actuando por los hombres...y viviendo y esclavizándose para los hombres...y por último, culminando “adorando a esos hombres, siendo así: idolatras (pues esos hombres, terminan siendo sus ídolos)”; de igual manera, esos escogidos, con todo esto: “LE ESTÁN DANDO LUGAR AL DIABLO”; toda vez que, no sólo de nuevo regresan a ser idolatras, sino también, asumen “el fanatismo”, por esos hombres !”: “19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” (1 Corintios 6: 19, 20). Y ES QUE, ¿ QUÉ HOMBRE, QUE MANIFIESTE Y AFIRME SER TEMPLO DEL ESPÍRITU SANTO; SE INMISCUYE...SE ENREDA EN LOS NEGOCIOS DE LA VIDA...?. No olvidemos la Enseñanza, vertida (derramada, difundida) por nuestro Hermano Pablo: “14 No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? 15 ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? 16 ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo.17 Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré,18 Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.” (2 Corintios 6: 14- 18 ).
Así que quien de nosotros, milite en los Caminos del Señor, entonces busque agradarle: “...a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado.” (2 Timoteo 2: 4); tenga Los Mandamientos de Dios y guárdelos: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama...” (San Juan 14: 21); para que de esta forma, nuestro Señor Jesucristo, se manifieste en nosotros; y seamos un “VERDADERO TEMPLO DEL ESPÍRITU SANTO”: “16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? 17 Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.” (1 Corintios 3: 16, 17); ya no viviendo en la carne, sino, según la guía del Espíritu de Verdad: “ 9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. 10 Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. 11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.” (Romanos 8: 9- 11).
Y, si Dios, mora en nosotros; entonces, quienes poseamos bienes de este mundo, ayudemos en su necesidad, a nuestros Hermanos en Cristo; seamos un “Templo” de puertas abiertas, seamos seres de luz en nuestro Señor Jesucristo, resplandezcamos con la Gloria del Dios Viviente; no cerremos esa puerta, al Llamado de nuestro Señor, mas oigamos Su Voz: “Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?; (1 Juan 3: 17).
Dispongámonos, en nuestra Mente, Alma, Entrañas, en todo nuestro Ser; es decir, dispongámonos en nuestro Corazón, para que en Verdad, “EL DIOS VIVIENTE, ÚNICO Y VERDADERO...MORE EN ESE TABERNÁCULO ESPIRITUAL...HABITE EN ESE TEMPLO ESPIRITUAL...PARA QUE SEAMOS CASA ESPIRITUAL DEL SEÑOR...VERDADERA IGLESIA DE DIOS...; PERMITIÉNDO QUE, EL REINO DE LOS CIELOS, SE ACERQUE A NOSOTROS...Y ASÍ NUESTRO BUEN Y JUSTO SEÑOR JESUCRISTO, ENTRE Y CENE DÍA Y NOCHE Y POR TODA LA ETERNIDAD CON NOSOTROS...ACCEDAMOS A LA PASCUA ESPIRITUAL, QUE ES EL SEÑOR JESUCRISTO...NUESTRA COMIDA, NUESTRO ALIMENTO...Y ASÍ, SE MANIFIESTE EN NOSOTROS Y POR NOSOTROS: EL DIOS ETERNO, OMNISAPIENTE (OMNISCIENTE), OMNIPRESENTE, OMNIPOTENTE (TODOPODEROSO), QUE ES ESPÍRITU, MISERICORDIOSO, JUSTO, SANTO, Y EN CUYA REVELACIÓN RESPLANDECE EL AMOR, PORQUE ¡ AMOR ES !”. Entonces, y para siempre, seremos iluminados por La Gloria de Dios, la única lumbrera de la Santa Ciudad, nuestra Patria Celestial: “La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.” (El Apocalipsis 21: 23). “¡ LA GLORIA DE DIOS ES EL VALOR DE DIOS ! ”.
CONCLUSIONES.
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Moral, Valor y Virtud, en cuanto trate en torno a lo Espiritual; son términos íntimamente ligados, empero, con diferente interpretación.
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LA GLORIA, hace parte de las Virtudes de Dios; y es la presencia de Dios, en la plenitud de Sus Atributos: Eterno, Omnisciente (Omnisapiente), Omnipresente, Todopoderoso (Omnipotente), Espíritu, Misericordioso, Justo, Santo, Amor.
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La Gloria del Señor, en el pasado se manifestó en forma física; mas, en el presente, su expresión es espiritual.
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Dispongamos nuestro Corazón (Mente, Alma, Espíritu, Entrañas, todo nuestro Ser), para Dios, permitiendo que ÉL, entre y more en nosotros; atendamos a su Llamamiento, escuchemos su Voz, identifiquemos el Apartamiento, que hace sobre nosotros; seamos Morada, Templo, Casa, Tabernáculo, Iglesia Verdadera del Dios Viviente.
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No nos enredemos en los negocios de la vida. No idolatremos (ni a hombres, ni a mujeres, ni a cosa alguna, ni a nosotros mismos). No seamos fanáticos (de nada ni de nadie, ni de nosotros mismos). No permitamos que nos esclavicen; sirvamos a Dios. No busquemos agradar a los hombres ni a mujeres; sino, busquemos agradar al Señor (ver Hebreos 11: 6). No nos fiemos de ningún hombre, ni de mujer alguna (véase San Juan 2: 24).
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No descuidemos Los Negocios de nuestro Padre (San Lucas 2: 49).
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No le demos lugar al diablo (Efesios 4: 27).
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Seamos lectores, oidores, retenedores y hacedores de: la Doctrina, de la Enseñanza, de los Mandamientos (retengámoslos y guardémoslos), de la Ley Espiritual, de la Palabra, que nuestro Dios Todopoderoso, nos enseña.
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No seamos sabios en nuestra propia opinión (véase Romanos 12: 16); ni nos confiemos en nosotros mismos (ver 2 Corintios 1: 9); mas, estemos firmes en la Fe (ver 1 Corintios 16: 13; 15: 58) -en Oración, pidámosle este Hermoso Don al Señor...y ÉL, nos lo dará-; tengamos certeza en lo que esperamos, y convicción en lo que no vemos (véase Hebreos 11).
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Hacer y continuar la “Obra” y cumplir con la “Orden de Dios”.
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Valorar y Preciar, todo lo que viene de Dios.
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Ayudemos a nuestros Hermanos.
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Permitamos que nuestro Señor Jesucristo, entre en nosotros, y así ÉL, cene con nosotros...y nosotros con ÉL.
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Practiquemos un arrepentimiento verdadero, ante El Señor.
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Seamos obedientes.
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Esforcémonos por buscar (orando y alabando al Señor) el Bautismo en El Espíritu Santo, y que nos sean dados Los Dones Espirituales.
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No olvidemos, siempre estar practicando “LA DOCTRINA DEL ARREPENTIMIENTO...Y LA ENSEÑANZA DEL EVANGELIO”.
“¡ LA GLORIA DE DIOS ES EL VALOR DE DIOS ! ”.
NOTA.
q Las citas bíblicas, se encuentran en color azul;
q El diálogo (comentario) de nuestro Señor Jesucristo, es representado en color rojo; y
q El subrayado dentro de estas citas bíblicas, está fuera de texto (es decir, subrayado por mí).
Amados, que la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios el Padre, y la guía del Espíritu Santo, estén con Ustedes.
Este Estudio, continúa en su Parte II.
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